Tras una experiencia reciente de arte urbano, el artista nacido en 1964 presentó esta instalación en el vestíbulo del MACG, proponiendo que la vertiginosa aceleración en las comunicaciones y el acortamiento de las distancias no había implicado un mayor sentido de seguridad entre los usuarios de la Aldea Global; por el contrario, la incertidumbre y el riesgo se habían convertido en los signos del presente.