La tercera revisión del programa MACG Colección del Museo de Arte Carrillo Gil fue ideada por el colectivo teatral Lagartijas Tiradas al Sol, quienes han intervenido en la escena teatral y artística mexicana proponiendo una metodología que explora la relectura del pasado para incidir en el presente.
Proponen ahora una operación ¿narrativa? que desdibuja las rígidas fronteras entre lo verdadero y su némesis, lo falso, tomando como punto de partida la famosa fábula atribuida a Esopo, “El pastor mentiroso”, cuya iteración insistente parece habernos moralizado desde niñxs: no debes mentir.
Durante siglos, Occidente encontró en la verdad a uno de los valores rectores de su entramado social. Si bien este ejercicio curatorial y museográfico no defiende, per se, a la mentira, sí apela a una tesis: no sólo la verdad construye realidad, ésta se genera también a partir de las ficciones, de las falsedades, de los rumores, de los chismes, de los robots que difunden y multiplican imágenes, cifras, simuladas noticias, provocando diversas emociones y pensamientos en quienes las consumimos, generando mundo.
Solemos pensar en la verdad como un concepto estático. Y solemos desestimar a todas las otras formas de construcción de realidad que no se adecuan a nuestra ideología. Para Aristóteles, por ejemplo, A es idéntica a A. Una manzana es una manzana. Para otras formas de percepción un ser humano puede convertirse en animal y un río puede ser también un abuelo. Ya el relativismo cultural, o las epistemologías-otras han defendido la posibilidad de entender a las diversas culturas a través de sus propios principios y valores, para dejar de pensar en parámetros absolutos, universales, inmutables e inequívocos.
La exposición se concibió para desarrollarse en dos partes a lo largo de un año. En la segunda y última parte de este ejercicio conceptual propuesto por las Lagartijas tiradas al sol se exhiben obras pertenecientes a la colección del MACG que conviven con piezas creadas por el propio colectivo teatral, éstas postulan ficciones presentadas como verdades y viceversa, enmarcadas en el dispositivo legitimador que denominamos museo. Quien visita la muestra se encuentra ante un acertijo permanente.
Para este segundo momento, las Lagartijas proponen, también, que el espacio del museo conviva con el del teatro, no solo simbólica y metafóricamente sino físicamente. En el medio del recorrido se ha dispuesto un espacio vacío que no es sino posibilidad de creación. Un espacio destinado al ensayo de situaciones teatrales que acontecerán muchas veces sin advertencia previa, y que podrán ser presenciadas (o no) por quien recorre la muestra. A modo de pedestal vacante, en espera de servir al prócer o al símbolo, el espacio de ensayo propone un territorio permanente de creación, un vacío y una espera que ofrecen un llamamiento a la imaginación, una latencia permanente de la energía posible que crea formas.
Mauricio Marcin Álvarez
Curaduría: Lagartijas tiradas al sol
Asistente curatorial: Isabel Sonderéguer