La pieza Curupira, de Félix Blume, documenta un viaje a la comunidad amazónica de Tauary, en Brasil, donde habita un ser mítico protector de la selva ante los invasores. Blume, en compañía de los habitantes de la localidad, se da a la búsqueda sonora de la criatura, pues, según se dice en el saber popular, se mueve a velocidades que dificultan verla, pero se le puede oír correr o esconderse entre las copas de los árboles. Curupira se vuelve un documental en búsqueda de la ficción; nos da espacio para reflexionar sobre el lugar del mito en el mundo contemporáneo, a la vez que nos abre la ventana a una realidad en donde lo mítico convive con sus habitantes.
Félix Blume, reconocido por su trabajo como diseñador de audio y sus experimentaciones en el registro auditivo de atmósferas, incursiona en la compaginación del audio con imagen, en la que se refuerza visualmente lo que se escucha, aunque el sonido es lo esencial de la pieza, dando al ojo un espacio contemplativo potencializado con la apreciación auditiva del espectador, entregando una suerte de thriller sonoro en medio de la jungla.
Tomás Pérez