Desde hace quince años, Yvonne Venegas ha desarrollado un cuerpo de obra que entronca con la fotografía documental a través del retrato. En los seis proyectos que se exponen en la sala temporal del tercer piso del Museo de Arte Carrillo Gil (Retratos desde Tijuana, El tiempo que pasamos juntas, Las novias más hermosas de Baja California, Inédito, María Elvia de Hank y Gestus), la fotógrafa nos plantea, en diferentes ejes temáticos, la utilización del género del retrato como herramienta formal para descubrir las múltiples facetas de los personajes que retrata: desde anónimos hasta celebridades reconocidas.
Sin embargo, la artista evita recrear caracteres fijos que definan y/o ridiculicen ciertas capas sociales y su comportamiento ante la cámara. Más bien, busca con sutileza desviarse de la imagen arquetípica. A pesar de que la selección de sus retratados incita a una crítica directa de una cierta clase de la sociedad mexicana, sus procesos de trabajo son abiertos, donde es el espectador quien tiene que hacer las asociaciones pertinentes. Al final, los cientos de fotografías que componen todo su cuerpo de obra se conjuntan de forma integral, estableciendo un profundo y meditado retrato del sujeto elegido.
La exposición se presenta en forma cronológica, estableciendo saltos en el tiempo que muestran intereses repetidos, a pesar de la profunda metamorfosis que establece entre cada una de las partes y las metodologías empleadas en las mismas. Los seis proyectos van acompañados de videos, documentación e información paralela, para ejemplificar los procesos de trabajo de la fotógrafa; son proyectos que abarcan varios años de trabajo y contraponen una escenografía contextual así como una serie de acontecimientos sociales en torno a los retratados, con las propias fotografías de Venegas.
La muestra empieza con el archivo preliminar de la artista donde, siempre a través del retrato, se entrevé su interés por el comportamiento del individuo ante la cámara. Imágenes donde, a veces, ella misma se fotografía o aparece soterradamente, involucrando al propio fotógrafo en la construcción del retratado.
Este interés por el deseo y la forma de retratarse la lleva posteriormente a un desarrollo de la imagen construida que investiga la idea de la celebridad y cómo ésta construye su faceta pública ante la cámara. Desde su hermana Julieta Venegas, estrella del pop mexicano, pasando por los chicos de la telenovela Rebelde, hasta la señora María Elvia, esposa del exgobernador de Tijuana, Jorge Hank. Fotografías que nos demuestran el poder de la imagen en la esfera pública, donde el sujeto es consciente y partícipe o, por el contrario, es “víctima” de la manipulación ejercida por los medios de comunicación: es decir, el poder de la imagen y el entramado publicitario utilizado por las televisoras y medios impresos permite ensalzar a una figura determinada y convertirla en modelo social o, por el contrario, hundirla.
La exposición termina con un último proyecto donde establece un contrato con los retratados para preservar su intimidad. Un giro de trescientos sesenta grados que parte del anonimato total de sus primeras obras, donde los fotografiados van de personas desconocidas a personajes con una imagen pública construida por la fama, para regresar al principio: personas anónimas que quieren ser retratados de forma libre, sin develar su identidad. Un loop consciente donde el retrato es siempre la herramienta principal de reflexión.
Curadores: Alfonso Morales y Ruth Estévez