La artista alemana, nacida en 1939, era frecuente visitante de México. Sus pinturas –de apariencia abstracta y matérica, relacionada a la estética del arte povera– se constituyeron a partir de la sucesiva “imprimatura” de superficies urbanas en distintas partes de México y el mundo, aspirando a fijar en ella también la huella de la historia.
Colaboración: Secretaría de Relaciones Exteriores e Instituto Goethe