Desde sus orígenes, el museo ha legitimado valores estéticos y sistemas de representación, jugando un papel fundamental en la construcción de una historia del arte primordialmente heteronormativa, eurocéntrica y patriarcal. Es conocida la diferencia que predomina, tanto en sus colecciones como en sus programaciones, entre
la representatividad de artistas hombres y mujeres, una lógica binaria que, además, tenemos el desafío de desmantelar para dar lugar a las diversidades.
El presente ejercicio curatorial parte de un conjunto de obras de la colección fundacional del MACG, en diálogo con la pieza Mujeres en un jardín, realizada en 2021 por la artista Chantal Peñalosa para este recinto e integrada recientemente a la colección contemporánea del museo. La obra de Peñalosa reconstruye un jardín paradisíaco que reúne a una cohorte de figuras femeninas extraídas de diversas obras que forman parte de la colección fundacional del museo. El primer conjunto de obras donado por el matrimonio Carrillo Gil, estuvo conformado por obras paradigmáticas del arte moderno mexicano y fue enriquecido posteriormente por un lote de obra gráfica y un fondo de estampa japonesa, todas realizadas por artistas hombres.
Al poner en tensión el papel de la figura femenina al interior de la historia del arte y, en particular, al interior de la colección fundacional del MACG, esta muestra se suma a una serie de esfuerzos realizados desde diversos ámbitos teóricos y artísticos para desmontar los criterios patriarcales que han definido la idea de valor en el arte. Esta condición es visible también en los motivos representados, como el desnudo femenino, uno de los más recurrentes a lo largo de la historia del arte y concebido primordialmente a través de una mirada masculina que cosifica y sexualiza a la mujer.
Abrevando también de los planteamientos filosóficos de Epicuro, esta muestra se constituye como aquel jardín de la antigua Grecia en donde mujeres, hombres libres y personas esclavizadas podían convivir como iguales. Las figuras femeninas que componen la colección del MACG reclaman ahora su lugar, separándose del contexto patriarcal que las creó para situarse con libertad al interior de la exposición. El jardín sin rejas del MACG pretende ser un lugar de esparcimiento, creatividad y libre pensamiento; un lugar donde se escuchen todas las voces; en el que el respeto y el intercambio sean las únicas reglas.
Tatiana Cuevas e Isabel Sonderéguer
Curaduría: Tatiana Cuevas e Isabel Sonderéguer