SIQUEIROS Y LOS ARTISTAS AMERICANOS. CASOS DE ESTUDIO

02 Ago 2024
24 Nov 2024

La vanguardia estética mexicana de principios del siglo pasado arrojó sus influencias hacia diversas latitudes de América. Los postulados políticos legados por la Revolución Mexicana guiaron al muralismo: tierra y libertad, nacionalización de los recursos naturales; lucha contra la opresión, el racismo y la explotación; independencia en la construcción de la nación y de la identidad; revalorización del pasado ancestral y confianza en el futuro soberano.

Esos ideales no fueron exclusivos de este territorio, sino parte de un fenómeno compartido en distintas naciones de América en las que se gestaban luchas revolucionarias similares. En aquellos lugares el muralismo mexicano fue una vigorosa influencia que propició similitudes estéticas y cercanías políticas.

Con la presente exposición, el Museo de Arte Carrillo Gil -que custodia una de las principales colecciones de los impulsores del muralismo mexicano- celebra los 50 años de su fundación, además de conmemorar el quincuagésimo aniversario luctuoso de David Alfaro Siqueiros, uno de los artistas vastamente representados en el acervo.

La muestra aborda cinco casos de estudio en donde David Alfaro Siqueiros fue amalgamando su obra pictórica con una intensa actividad política que confirma sus convicciones en torno a la función social del arte, en cuya perspectiva tenía la clara misión de oponerse a todo tipo de opresión, ilustrar al pueblo sobre sus derechos y servir como guía para su liberación.

La militancia del artista en el Partido Comunista, así como en múltiples grupos y movilizaciones sindicalistas, lo llevó a ser encarcelado en más de una ocasión, y a emprender diversos viajes de exilio a lo largo del continente, a partir de lo cual entró en contacto con agentes culturales en distintos países americanos, formando grupos de artistas comprometidos con temáticas políticas y sociales. Esos encuentros derivaron en la creación de varios murales, en el uso innovador de materiales, así como en la consolidación de amistades que perduraron a lo largo del tiempo.

La exposición aborda algunos de estos vínculos, organizándose en torno a ellos de manera cronológica: Lima (1923), Los Ángeles (1932), Buenos Aires (1933), Nueva York (1936), Chillán (1940) y La Paz (1953). A través de obras, cartas, fotografías, artículos de revistas y otros materiales de archivo, la muestra visibiliza las redes laborales y afectivas que el muralista construyó durante su vida, y, paralelamente al modo de colaboración creativa de Siqueiros, la investigación se sostiene en el apoyo de colegas en distintas latitudes.

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