Mauricio Marcin
Dani Zelko vive en Buenos Aires en un piso dominado por un piano de pared medio roto que deja ver el mecanismo del instrumento revelando su misterio. Compone canciones para abrir las fronteras del interminable encierro (mental).
FRONTERA
Este concepto (que variadas operaciones de Dani Zelko intentan confrontar) cada vez más exhibe las intenciones y la ética de los gobiernos (las personas que son los gobiernos, las corporaciones que son siempre personas y a veces demonios) de dividir a la humanidad en clases; división por sexo, raza, religión, nacionalidad, etcétera. Esas identidades posibilitan o niegan los tránsitos (sociales, materiales, culturales y económicos). Ya vemos, ahora, como los turistas estadounidenses vacunados pueden pasear libremente sus dólares por la desunión europea 1.
Recuerdo, durante una marcha, una hermosa pancarta que decía: “La marihuana no es ilegal. Ninguna planta es ilegal”. Esa pancarta decía también: “Ningún ser es ilegal en ninguna parte del mundo”.
Pero el deber ser jurídico se ha inventado la ilegalidad de la migración. Hemos padecido, ya, milenios de este espléndido inventico. “Tú acuérdate, romano, de regir con tu imperio (la ley/la guerra) los pueblos”, anunció la Eneida. La Ley ha dicho: extranjero, bárbaro, migrante, yope, muco… a todxs ellxs les ha criminalizado. Este movimiento prohibitivo, repito, es antiguo, y el neoliberalismo bien lo ha exacerbado con sus mecanismos tecnológicos de control cuasi-total
En este mundo de tránsito perseguidos, Dani Zelko, camina (bajo la condición del documentado, ciertamente) en busca de los heterogéneos mundos que habitan los seres que la economía cosifica como estadística: cuerpos que devienen tablas de cálculo.
El sistema capitalista dominante, cuyas únicas oposiciones tras el desmoronamiento del comunismo son las microresistencias casi autarquícas cada vez más amenzadas, ha generado fronteras al interior de los propios países, al interior de las propias ciudades; cada vez más brutalmente se confrontan los barrios ricos y opulentos con las favelas que los circundan a modo de cinturones de miseria. Los habitantes del despojo y la precariedad solo entran a las burbujas de riqueza para atender los servicios y limpiar los desechos del Antropoceno: mestizos, negros e indígenas sirviendo para subsistir.
Lleva, Dani, cinco, seis años haciendo libros con esas personas. Para ello ha inventado, piano piano, un procedimiento que denominó, desde temprano, Reunión.
A través de dicho procedimiento crea las condiciones materiales para que se engendren conjuntamente contrarelatos que se confrontan a la voz hegemónica y totalitaria con las que nuestras cabezas han sido programadas para convencernos de la incapacidad de autodeterminación.
Tengo para mi que Reunión ayuda a crear soberanías libertarias. Creo que Reunión establece una método de empoderamiento.
UN CANTO POLIFÓNICO
En tiempos totalitarios, cualquier voz que discrepe con el discurso hegemónico es señalada como un peligro y descartada, a priori, por el solo hecho de disentir. Este tropo-truco lo esparció la CIA por toda la región que valoraba las opciones comunistas. Todo disidente es un extranjero que pone en peligro “las condiciones del status quo del poder”. Cuando los totalitarismos vibran debemos disentir, aunque se tache a esas voces de locas, conspiranóicas, negacionistas, atrasadas, voces brujas, herejes, etcétera.
Hace unos días veía un meme.
En estos tiempos de discurso absolutista, la resistencia radica en la pluralidad de las voces y las formas en las que potenciamos esos registros.
De ello depende la visibilización de luchas sociales localizadas y específicas (luchas por la defensa del territorio, por los derechos de las minorias, por las epistemes otras).
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1 Nos toca presenciar el surgimiento de una modalidad de eugenesia: los criterios bioéticos discriminatorios.
EL LIBRO DE MUCHXS
por Daniel
Reunión es una obra que empieza en 2015 con un procedimiento de encuentros, de escucha, de escritura en el que yo viajaba, sin rumbo, caminaba por muchas ciudades, comunidades rurales, por muchas ciudades de América y cuando me encontraba con alguna persona con la que sentía onda, la invitaba a escribir
conmigo. Nos sentabamos y esa persona me hablaba de lo quería y yo escribía a mano todo lo que esa persona decía.
Cuando la persona se detenía para inhalar yo cambiaba de línea. Osea que cada verso es una inhalación. Todos los textos de Reunión tienen esa especie de tecnología para captar el ritmo de la persona que habla. No se hacen preguntas, no se saca tema. Se escucha y se escribe. Se sostienen mucho los silencios, no se interrumpen sino que espero, espero y sigo escuchando. Trato de comunicar con el cuerpo que espero, que no hay apuro.
Aunque mi mano se mueve rápido para escribir hay una temporalidad bien lenta, sin apuro.
Ningún encuentro de Reunión se graba, ni en audio ni en video. Me he prohibido grabar. Eso hace que los dos cuerpos sepan que lo que pasará de oral a escrito es lo que esa persona dijo, elige y hace sonar, y después mi cuerpo escuchando y escribiendo con la mano en un papel. No hay un después. Eso produce una confianza. Pensemos que este es un encuentro íntimo entre dos personas desconocidas.
Otra razón por la que es importante no grabar es para que quede evidenciado que no hay edición posterior, los textos no se editan. Se elige el corte de verso, la forma en la que ese encuentro sucede y la forma en la que esa voz pasa a escrita. Es una especie de autoria situacional, la situación es la autora. Luego, se pasa lo que se escribió a mano a la computadora y se imprimen unos fanzines, un fanzine por cada persona que habla.
Esto lo he hecho con personas de entre 5 años y 70, en pueblitos de mil personas en Entre Ríos o Guatemala, hasta Ciudad de México, o San Pablo en Brasil, o una favela en Buenos Aires. Se imprimía el mismo día. Tenía su nombre en la tapa y los poemas adentro. El primero fue el de un niño de 8 años en Bolivia. Esos primeros años de Reunión viajaba con una mochila imprenta.
Así funcionó Reunión los primeros tres años, a los fanzines de esos años las llamo las “Primeras temporadas”, en las que este procedimiento funcionaba al azar, conmigo derivando, caminando sin rumbo, encuentros esporádicos. Así se sostuvo el proyecto en los primeros años, con una fascinación por la deriva y el azar.
La mochila imprenta es la mochila de mi escuela secundaria, adpatada por una costurera para que quepa la imprenta. Así podíamos hacer los fanzines el mismo día. Este objeto aportaba una dimensión de misterio a la situación porque me presentaba como una persona extraña. Entonces había una extrañeza en un doble sentido, por un lado no nos concíamos y por el otro, este objeto aportaba una cuota de alien que ayudaba.
Entonces, con el fanzine impreso ya, hacíamos una presentación pública, que se constituía entonces como el segundo encuentro. Se invitaba al siguiente día a les amigues, vecines, familiares a rondas de 9 sillas en donde esta persona leía en voz alta su libro y se regalaba el fanzine a las personas que se acercaban a escuchar.
Se invita a las personas a sentarse en las sillas y otras más se van colocando tras el círculo. Hubo presentaciones de 200 personas y otras como con 20.
En un pueblo, Domínguez, en Entre Ríos, me encontré con Andrés, un chico de 8 años. Le dije: “¿Querés escribir un libro conmigo?” y contestó: “Por supuesto, yo soy artista”. Y esa presentación fue increíble. Pegamos afiches en la calle del pueblo, avisamos por la radio comunitaria y el día de la presentación se largó a llover. Yo me quería matar porque lo íbamos a hacer en la plaza del pueblo, entonces salí a hablar con mis aliades, porque siempre uno se hace de aliades que lo ayudan a conseguiir las sillas, a invitar a la gente. Les digo “que garrón, llueve” y me dicen “No, no, no, es el día más feliz del año, teníamos una sequía y necesitábamos que lloviera”. Entonces conseguimos un galpón.
Te estoy hablando de un pueblo de mil personas, medio abandonado desde que en los 90 un proyecto neoliberal limpió la red de trenes. Llovía a cántaros y había más de 150 personas, el intendente, la directora de la escuela. Andrés eligió que en el primer cícrulo estuvieran sus compañeritos de la escuela y todo el mundo amontonado alrededor. Cuando terminó se hizo una fila lárguísima para pedirle autógrafos. Veías al intendente haciendo la fila y pensé que esta forma de escuchar y escribir sirve para empezar a desarmar algunas jerarquías. ¿Quién habla? ¿A quiénes escuchamos? ¿Quiénes tienen conocimiento?
Cuando fuimos a la radio comunitaria a promocionar el locutor nos preguntaba: “¿Pero cómo el libro de Andrés, si Andrés tiene ocho años?” Y, bueno, así nomás. Asumen que un chico de esa edad no tiene la voz para hacer un libro.
Yo me resisto mucho a que digan esa frase cliché de “¡Qué bueno darle voz a los que no tienen voz!”. Me resisto porque encuentro menos potencia en la voz de muchas clases medias ilustradas que en estas personas como un chico de 8 años, o alguien que está levantando escombros en un terremoto. Me parece que hay una disputa epistémica de qué es el conocimiento, cómo se transmite el conocimiento y eso es esencial para la nueva vida que queremos armar, porque venimos de un mundo en donde el conocimiento estaba resguardado y acaparado por hombres blancos, y así nos está yendo, entonces, necesariamente, tenemos que abrir nuestra visión para incorporar nuevos conocimientos, para abrir esapcio para que esas voces suenen.
Yo creo que mi rol en esos primeros encuentros consiste en abrir espacio en el aire para que la voz de la otra persona se despliegue. Hay una serie de movimientos coreográficos, intutitivos, para abrir espacio en el encuentro.
No se quién me decía que los libros de Reunión son audiolibros impresos. Importa que una voz te hable. La palabra escrita, entonces, sirve para llevar más allá la voz de esos cuerpos que las hacen sonar y producir otros encuentros.
Esos encuentros que se dan entre la palabra escrita y las personas de carne y hueso, que muchas veces no tienen nada que envidiarle a los encuentros entre dos personas.
Todes nosotres hemos leído libros que nos cambiaron la forma de acariciar, de mirar el cielo,
nuestra forma de pensar,
lo que es una mesa,
nuestra forma de cantar, de ver el arte, el amor.
El encuentro entre la palabra escrita y la persona que lee.
Antes de esto, están las rondas, es un momento muy clave. Me quedó muy claro que en esos años estabamos haciendo un ejercicio material, práctico, concreto, específico, en el que el libro es un objeto de una politicidad exhuberante. Un chico de 8 años, o un migrante de 50 que cuenta su historia y se convierte en libro es una bomba política.
Como ven, todas las fotos, que son el registro de la obra, una obra que está hecha de cientos de personas, con personas, entre personas, hacia personas,
alrededor de personas, y no hay registro de foto ni de video de las personas que participan.
Reunión cree que…es como una fe…
En Reunión las presencias se transportan a través de la palabra. La palabra en sus diferentes sustancias, palabra hablada, palabra leída, palabra muda, palabra oral.
Es a través de la palabra que se transportan las presencias y es muy importante no usar fotos ni videos de los cuerpos.
Imaginen que, me han pedido muchas veces publicar una foto de una comunidad de mujeres trans leyendo su libro de poemas en la frontera de Tijuana con San Diego. Es un hitazo. Pero creo que hay una temporalidad que la imagen despliega que es mucho más rápida de la que Reunión necesita para que estas palabras hagan un vínculo. Hay una disputa con los tiempos del consumo. Por ejemplo, un video de estas personas trans que si se pone en un museo la gente pasa, lo ve un minuto, dicean “aaahhh, guuuau” y siguen.
Justo ayer hablaba con Amarela Varela, una amiga que trabaja en la frontera del norte en México, profesora de la UNAM, y manifestamos nuestra preocupación por el uso de las imágenes terribles de asesinatos y de encarcelamientos en las fronteras y llegamos a un momento en donde sentimos que esa proliferación de imágenes colabora a que las cosas sigan como están y que la violencia se siga fetichizando y por ello en Reunión hay una elección por la no-imagen, que es sobre todo una elección por la temproalidad de un encuentro.
Entonces, estaban los fanzines. Ahí empezó otra parte fundamental del procedimiento que cuestiona qué es un libro. ¿Cómo circulan los libros? ¿Cómo se mueven los libros entre las personas? ¿Qué es lo que hace que una persona piense: esto es un libro? Comenzaron una serie de decisiones formales y materiales sobre cómo circularían estos libros por la tierra.
Todo esto comenzó con la mochila imprenta y los últimos libros de Reunión tienen impresos, quizá, alrededor de 3 mil ejemplares. Estos libros no se venden en librerías, no tienen ISBN, no están inscritos en el Copyright, no tienen códigos de barras, no tienen hojas de cortesía.
Empezamos a armar un sistema de circulación que, sobre todo, va de mano en mano.
Luego hubo un gran punto de inflexión. En vez de elegir a las personas al azar en esas derivas con un flash más situacionista, empecé a entender el procedimiento y su forma de trasladarlo. El mundo en 2017, 2018, 2019 estaba creciendo en tensión, por lo menos acá en Argentina se sentía que el macrismo demolía todos
los consensos sociales, y la noción de lo público y la capacidad para encontrarse. Todo era miseria y precarización. Trump, Bolsonaro, cambió mucho el mundo desde que el proyecto comenzó en 2015. Yo por lo menos lo sentí así en 2018, como que el mundo me hizo “Trrrraaaaaaaa, no mi ciela”, como que las derechas avanzaron muy fuerte y yo como palabrista me pregunté qué hago ante esto, porque no es lo mismo pensar en la circulación de discursos y de encuentros y de pensar lo común en momentos relativamente amables y otra cosa es pensar el rol de un palabrista y de circulador de conocimientos en momentos muy tensos.
Ahí justo me pasó que llegué a México y pensaba hacer muchas cosas, ya ni me acuerdo cuales y fue el terremoto del 19 de septiembre de 2017. Todo cancelado, obviamente. Yo aterrizo tres días después y me encuentro con todo lo contrario a lo que imaginaba, me imaginaba todo como medio en guerra y no, era una ciudad completamente silenciosa, los cuerpos en microcentro como que esperaban a que la tierra volviera a vibrar y en todos los lugares a los que iba de lo único que se hablaba era del terremoto. Entonces decidimos usar este procedimiento de Reunión y ahí como durante dos semanas me puse a recabar testomonios.
Ahí empiezan a aparecer las “Ediciones urgentes”, donde el procedimiento mantiene su estructura pero se mueve un poco. Por ejemplo, eligiendo una problemática. Ahí fue la primera vez que utilicé una máquina. Las personas me hablaban de cómo habían pasado esos días y yo escribía en la computadora. Cuando terminaban imprimíamos directamente, preguntaba “Bueno, ¿cuántas copias querés?” y se regalaban a su gente y yo se lo leía en voz alta.
Entonces en las “Ediciones urgentes”, el procedimiento se usa para meter mano en situaciones concretas, visiblemente problemáticoas en terminos políticos, de violencia, de gestión estatal, de gubernamentalidad y también de organización de las resistencias. Eso sucedió en el libro del terremoto (Terremoto. El presente está confuso) en el que se ve como se están organizando las resistencias, y los procesos de autonomía y las comunidades para accionar.
Después vino Juan Pablo por Ivonne, que es un caso de la historia reciente de Argentina. Estamos hablando del climax del macrismo, de un gobierno absolutamente neoliberal que empieza a articular una discursividad sobre el enemigo. Enemigos, enemigos, los negros son enemigos, los pibes chorros, que son los chicos jóvenes y con gorrita que fuman porros, son enemigos, decretos en contra de los migrantes, gatillo fácil, casos de violencia policial por todos lados.
Empiezan a invitar a una pena de muerte civil, escuhabas a los ministros diciendo que si alguien te robaba el celular le podías disparar.
Y el caso emblemático de ese momento, tal que le dio nombre a la doctrina represiva de ese gobierno, fue el caso en el que un pibe de 18 años, dos chicos de 18 años le roban una cámara a un turista estadounidense en La Boca. Este turista estadounidense termina con tres cuchillazos en la panza, los chicos corren hacia dos lugares diferentes y cuando ya estaba a muchas cuadras, Juan Pablo, que no fue el que lo acuchilló, fue perseguido por un policía de civil y le tira siete tiros en la espalda, un policía que no había presenciado la situación va y lo mata. Este policía que se llama Luis Chocobar al otro día es recibido por el presidente Mauricio Macri como un héroe, sale en la tapa de todos los medios
hegemónicos como un héroe y el gobierno le comienza a llamar a su doctrina represiva, la Doctrina Chocobar.
Meses de Doctrina Chocobar y del pibe no se sabía nada, entonces yo llamé a la madre de este pibe y le propuse hacer el procedimiento y escribimos un libro en donde cuenta desde que nació hasta que lo matan para ponerlo en televisión y hacer toda una pedagogía del Estado alrededor de eso.
El libro empieza diciendo:
Lo tuve
fue mi primer varón
uno de mis grandes sueños
quería que sea futbolista
hincha de river
bien negrito y con rulos
y así salió
el premio más grande
mi hijo
jugaba mucho al fútbol
en varios equipos
estudiaba mucho
era muy inteligente
aprendió rápido a hablar y escribir
le enseñabas a caminar y él ya corría
era inteligente, amigable, sensible, sentimental muy malcriado
demasiado mimoso y mamero
todo el día: “Maa, maa”
parecía un ternero
Escribimos toda la historia de este pibe. Entonces entendí la capacidad que Reunión tiene de contra-relato. Un proecedimeinto que repele y trata de desarmar la discursividad neoliberal que marcaba a estos pibes como enemigos. Salió primero un fanzine, como 2 mil fanzines. Lo presentamos en una ronde de 9 sillas en la Boca y fue tal quilombo, toda la gente del barrio cerró una calle con tachos de basura y se llenó de gente y fue una bomba.
Ivonne, la madre de Juan Pablo, cuando la fui a ver estaba encerrada en su casa, llorando, no podía salir mucho, estaba muy triste. Justo el día de mi cumpleaños, el 27 de agosto es la marcha nacional por el gatillo fácil, por los casos de violencia policial y justo habiamos sacado el libro por aquellos días y yo le pedí que de regalo de cumple viniera conmigo a esa marcha. Iba caminando con los fanzines por el centro de Buenos Aires y había miles de personas y me decía “No puedo creer que somos tantas las madres que vivimos esto” y ahí se
encuentra con otras dos madres cuyos hijos habían sido asesinados y se juntan para hacer un comedor, un espacio para dar de comer en el Barrio de La Boca, entonces el día de la presentación del libro, de la ronda de las 9 sillas era también el día de la inauguración del comedor. Fue toda una fiesta, leyeron. Fue un acto de compañía.
Este fanzine fue el primero que decidimos poner en PDF. Se empezó a descargar un montón y a hacer un montón de ruido y el relato era tan fuerte que decidí hacer una versión ampliada e invité a personas que investigan sobre estos temas, militantes del barrio, del movimiento feminista, abogadas, a tratar los problemas con los que se encuentra el relato. Esto mismo lo seguí incorporando al procedimiento. Se invita a gente a hacer versiones ampliadas para poder pensar en voz alta y ver qué podemos armar alrededor de eso.
Después vino Frontera Norte que fue un trabajo de un año en la frontera entre México y Estados Unidos. Un libro bastante grande que reúne relatos de migrantes que tuvieron que escapar del Sur Global y buscan una vida nueva. El libro recoge los testimonios de gente de muchas épocas, desde los setentas hasta gente que estaba migrando en esos mismos momentos.
Con los migrantes ha sucedido lo mismo. Se construye un relato que los criminaliza y para mí era muy importante escuchar esas voces. Para mi fue muy importante este libro, me cambió la vida. Me dí cuenta que yo también soy un migrante.
Luego vino ¿Mapuche Terrorista? que tamién me cambió la vida (risas). Se hizo en una comunidad de una nueva generación de jóvenes mapuche que vivián en los alrededores de los barrios pobres de Bariloche y en algún momento se dicen: “Pará, nosotros no somos pobres, somos indígenas, tenemos que recuperar nuestra lengua, recuperar nuestra memoria, recuperar nuestra tierra”. Y entonces van y recuperan sus tierras ancestrales y comienzan un proceso de recuperación único en lo que hoy se conoce como Argentina. Son cosas que en México se escuchaban, que en Chile se escuchaban pero acá no existían. En este lugar, el estado asesinó también a un pibe, Rafael Nahuel, otro asesinado histórico del gobierno de Macri, así que fui a la comunidad e hicimos un libro que cuenta, por un lado, como fue el asesinato de Rafa y, por otro lado, cuenta cómo es toda su cosmovisión, cómo están llevando a cabo la reconstrucción.
El procedimiento se hizo igual que siempre pero por primera vez no era una la persona que hablaba sino una comunidad. Nos sentamos en una ronda y eran 10
personas las que hablaban y la voz es una voz comunitaria. Eso fue increíble, a partir de ahí, creo que prefiero escribir con grupos de gente. Algo que sí cambió en el proceso, en este libro, fue que hicimos tres rondas de corrección grupal. Hicimos una ronda de lectura interna y leímos en voz alta. Cada quien tenía una copia del fanzine y una lapicera y anotabamos lo que nos parecía y lo que no. Ellos tienen un criterio editorial muy fuerte de qué es importante decir para afuera de la comunidad mapuche y que es importante guardar para adentro de la comunidad. Me pareció muy importante reflexionar sobre esto en un momento en el que nos cuesta tanto la oascilación entre lo público y lo íntimo.
Pasó algo muy lindo. Nos dimos cuenta que necesitábamos dos libros. Un libro que funcione en el territorio con el objetivo de invitar y arengar a otras personas mapuches a que se sumen a la lucha, y otro libro para afuera del territorio mapuche destinado a que las personas podamos entender cómo acompañar esos procesos desde nuestros lugares.
Todos estos libros que les cuento de las “Ediciones Urgentes”, la mitad de su tiraje es para la persona que habla y hacen lo que quieran con ellos, o con las ganancias. Esta comunidad recibió alrededor de 1500 libros y con ello compraron un toro, una vaca, materiales para construir la huerta y sirvió a su economía. Esto es importante porque las decisiones que va tomando el proyecto intentan construir formas de reciprocidad entre personas diferentes.
Este libro está abriendo un montón de caminos.
El último libro de esta serie se llama Lengua o muerte, ya en la era Covid, que hice con el Museo Reina Sofía. Yo estaba allá, iba a estar allá por un mes y medio para hacer una nueva edición de Reunión, y entra toda la cuarentena y no pude hacer las conferencias ni los talleres que ibamos a hacer ni nada. Me regreso a Argentina y, ponele, a los 15 días de que yo vuelva me escribe la comunidad de Bangladesh de allá, para contarme que habian dejado morir a una persona de esa comunidad en su casa, porque a partir del Covid había una línea telefónica a la que podías llamar, era una salud a distancia que se basaba en la palabra oral y estas personas que no hablaban bien español o que no hablaban directamente español, las dejaban morir en sus casas.
Me llamaron para pedirme ayuda porque empezaron a construir una lucha por el derecho a vivir en su lengua, así que empecé, y esto fue una nueva situación, porque una comunidad me llama directamente a mi y no soy yo el que va a buscar. Y dije que sí obviamente, pero no sabía cómo íbamos a hacerlo porque estábamos a una gran distancia y todo lo que impide el Covid es todo lo que hace Reunión. Entonces, bueno, tomamos la decisión que no sería videollamada sino por teléfono común, para que solo la voz transportara la presencia. Llamé al primero, me puse a escribir a mano bien rápido, y a los cinco minutos le dije “No, pará, esto es cualquiera”. No estaba pasando nada de ese encuentro corporal,
esa persona no veía mi cansancio, no veía cómo sus palabras se trasfomraban de orales a escritas. Todo eso no estaba pasando. Tomé la computadora y me puse a escribir y no estaba funcionando para nada. Y ahí decidí que esta vez iba a grabar, luego a transcribir y luego a borrar los audios. Y eso hicimos. Yo grababa y concentraba toda mi energía para que mi cuerpo viajara a Madrid, para que todo mi cuerpo estuviera al lado de esa persona escuchando. Así salió este libro. Se imprimió allá, e inmediatamente se empezó a traducir a un montón de idiomas, al inglés, francés, alemán, italiano, con la intención de armar un movimiento migrante por la lengua.
Sucedieron cosas muy tremendas. Hace poco se armó toda una red de intérpretes para estxs migrantes que no saben hablar español y justamente llamaron a ese grupo, a esa red, Lengua o muerte. Este libro fue un flash porque es el primer libro que armo con personas a las que no les conozco la cara. El libro tuvo una intervención territorial en Madrid muy fuerte, y yo no estaba. Fue muy fuerte.
Y ahora estoy trabajando en dos libros, que ya directamente son alianzas territoriales. Un hotel histórico de mujeres trans en la ciudad de Buenos Aires me llamó para que hagamos un libro juntes. Luego el año pasado hubo una toma de tierra donde se armó una asamblea feminista, en mitad de la pandemia y también me convocaron para que vayamos a armar el procedimiento. Sucede, cada vez más, que los libros ya no aparecen como libros de Dani Zelko. Más bien el procedimiento de Reunión se pone a disposición de otres y se utiliza por quien le sirve.
Conversación entre Dani Zelko, Isabel Sonderéguer y Mauricio Marcin efectuada el mes de abril de 2021, año 2 de la era de Acuario.
Muchos de los libros referidos en este texto pueden descargarse en la página: https://reunionreunion.com/